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2 de junio de 2009

La inexorable evolución del ser

Por Markuko


El periodo de gestación de un bebé tarda entre 38 y 40 semanas en desarrollarse. A su vez, parece ser que los partos son traumáticos para los recién nacidos, pese a ello, nadie cuestiona que están a las puertas de una nueva etapa llamada vida. Por tanto, parece indispensable para el bebé saltar a la siguiente fase, donde todas las condiciones conocidas y sentidas por el niño hasta el momento, cambian en un instante. El alumbramiento es inevitable por muy cómodo que estuviera el bebé en el vientre de la madre.

Algo parecido le pasa a la sociedad actual (sobre todo a la ‘occidental’). El letargo conformista de nuestro propio ‘yo’, no nos deja ver más allá de nuestros propios intereses. En una época de gran desarrollo, donde hemos conquistado, construido, destruido y vuelto a construir, parece difícil seguir evolucionando con los mismos cánones hasta ahora establecidos. Es inevitable, aunque no queramos, que pasemos a la siguiente fase, pese a lo cómodos que pudiéramos estar en la situación actual.

Así como el bebé no sabe que le espera fuera y preferiría no vislumbrar aun, nosotr@s actuamos de la misma manera: no queremos salir de nuestra letanía materialista. Aferrados a una falsa vida de ocio y felicidad consumista, caemos en la triste ilusión de que a esto, es a lo máximo que podemos aspirar.

La inexorable evolución del ser no exime de responsabilidades al individuo, ya que; aunque la evolución sea inevitable; es necesario la suma de tod@s para desarrollar un nuevo paradigma de convivencia y relación. Como decía Einstein, ‘
no pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo’. Las crisis son para evolucionar, ‘la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y a los países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis, se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’’, Einstein dixit.

Ver más allá de lo inmediato se ha convertido en una cuestión prioritaria. Elevar nuestra existencia y preguntarnos qué es lo que realmente estamos haciendo aquí es algo ineludible, ya no podemos proseguir existiendo de acuerdo a aquellos principios implantados durante el último periodo de la historia, 
la tangibilidad de la vida. Se ha demostrado que necesitamos algo más.

Por tanto, aunque estemos a las puertas de una nueva etapa y no queramos asumir que este paradigma socio-económico se ha agotado, es necesario dar un paso adelante y aceptar que las condiciones de vida hasta ahora latentes, pueden cambiar de un momento para otro.




embrion

La historia de la humanidad se divide en tres etapas básicas; el desarrollo del embrión se divide también en 3 trimestres.

Durante toda la historia nos hemos desarrollado extensamente; hemos conquistado, construido, destruido y vuelto a construir. Y así nos hemos diseminado por todo el globo terráqueo, hasta que hemos alcanzado un estado donde hemos conquistado todo. A esta etapa llega el feto, cuando cumple las 38 semanas de desarrollo…

Para el niño, el vientre de la madre es el lugar más confortable; sin embargo, esto no es más que una fase intermedia, puesto que el objetivo es el nacimiento; ya que quedarse en el vientre es imposible. El organismo de la madre produce una gran cantidad de adrenalina durante el parto para ayudar al niño a nacer; para el feto el parto es muy doloroso. De igual manera nosotros nos hemos desarrollado hasta la fase máxima, donde ya no podemos proseguir existiendo de acuerdo a aquellos principios implantados durante todo el período de nuestra gestación.

No sabemos qué hacer ahora, pero esto no significa que no exista un plan general para nuestro desenvolvimiento. La naturaleza tiene su programa y actúa sobre nosotros a través de las crisis, los cataclismos naturales, las epidemias y las guerras, obligándonos a nacer a pesar de todo. Habiendo nacido, el niño continúa su desarrollo: con el conocimiento de un mundo completamente distinto fuera del vientre. De la misma manera, nosotros finalmente debemos comprender nuestro propósito. Para saber cómo hacerlo, sigamos adelante
en las páginas de este sitio.