El ser humano es el único animal que tropieza mil veces con la misma piedra y encima le echa la culpa a la piedra. Sin embargo, por medio del sufrimiento es capaz de darse cuenta de cuál es la causa de sus constantes tropiezos: él mismo. Y esta toma de consciencia es el inicio de la asunción de la responsabilidad personal, que le lleva a cuestionar las creencias que le han sido impuestas por la sociedad para empezar a seguir su propio camino en la vida. Así lo piensa el ex directivo de multinacionales como Epson, Xerox y Tech Data José Luis Montes (Puertollano, 1965), autor de El hombre que tuvo la fortuna de fracasar (Plataforma). "Me creí eso de que el éxito consiste en llegar a lo más alto y ganar mucho dinero", confiesa. "Conseguí todo lo que este sistema dice que debes lograr para ser feliz, pero cuando alcancé la cima me sentí vacío".
Movido por un profundo anhelo de recuperarse a sí mismo y de emprender un proyecto basado en valores y no en el lucro, Montes vendió su empresa hace cuatro años. Su "transformación interior" le ha llevado a asesorar ONG y convertirse en el fundador del Movimiento Social Wikihappiness. Este ex empresario de éxito también imparte conferencias para directivos en los que reflexiona sobre el triunfo y el fracaso. Más de uno ya ha seguido sus pasos.
- Yo no lo decidí. Hice lo que otros me habían dicho que hiciera. Cuando no sabes quién eres ni qué quieres, eres esclavo de tu baja autoestima e inseguridad. Y esta falta de confianza te lleva a pensar y hacer lo que piensan y hacen los demás. ¡Y pobre de ti como te separes del camino trillado! ¡No te lo perdonan!
- ¿Por qué motivo?
- Porque las personas rebeldes y auténticas son libres, coherentes y honestas consigo mismas, y su presencia suele poner de manifiesto la incoherencia, la falsedad y la falta de valores que nos rodea. De ahí que en la sociedad occidental actual ser uno mismo sea un acto revolucionario.
- ¿A qué se refiere?
- Desde pequeñitos nos llenan la cabeza de mentiras acerca de cómo hemos de vivir la vida. Nos meten miedo, diciéndonos que estudiemos ciertas carreras universitarias para no pasar hambre. Nos condicionan para triunfar a toda costa, para tener respetabilidad, para tener dinero... Te venden que cuando hayas subido esos escalones entrarás en el "templo de la felicidad". Pero es una gran mentira. Yo he vivido en ese lugar y está vacío. Porque la felicidad no está relacionada con lo que poseemos, sino con lo que somos y con nuestra capacidad para vivir en coherencia con nosotros mismos. Y a menudo la carrera por poseer dificulta, que no imposibilita, el sendero del ser.
- ¿Y qué más ha aprendido?
- He verificado que si tu principal objetivo es conseguir éxito, poder y dinero, necesitas ser egoísta y ambicioso, lo que termina por destruir la humanidad innata que hay en ti... Te desconecta de tu esencia y te olvidas de los valores y proyectos que sí valen la pena. Nos han programado para ser infelices, y la mayoría lo son, sólo que muy pocos tienen la humildad y el coraje de reconocerlo. ¡A mí me llevó más de cuarenta años! Nuestro mayor enemigo es el autoengaño, no querer reconocer el malestar que sentimos interiormente. No hay mayor fracaso que fijar objetivos equivocados y conseguirlos. Por eso hay tantas personas de éxito que son tan infelices: porque han hecho lo que el sistema les ha dicho que hagan y no lo que les dicta su corazón. El éxito es ser coherente contigo mismo, con los dictados de tu conciencia. Si no aprendes a ser feliz por ti mismo seguro que terminas sintiéndote un fracasado.
El fracaso muestra lo que el éxito oculta
Entrevista a José Luis Montes por Gaspar Hernández (El Periódico)
Sostiene que se aprende más del fracaso que del éxito, y que hay mucha gente que fracasa porque ha logrado éxitos sociales, y no vitales.
–¿Qué es el fracaso?
–Fracasar es no conseguir el objetivo que te has propuesto.
–También es una sensación.
–Exacto, porque hay otro fracaso: no fijar bien el objetivo vital y, a pesar de conseguir lo que te proponías, estar fracasando.
–¿...?
–Hay mucha gente que en su vida siente que está fracasando, a pesar de que los signos externos digan que está consiguiendo el éxito: la corbata, el reloj, el coche, el lugar de veraneo, el colegio al que van los niños... Externamente son signos de éxito, pero esas personas no son felices y persiguen cada vez más este éxito externo para tapar que están fracasando como personas.
–¿Cómo se fija, según usted, el objetivo vital?
–De la manera más fácil y a la vez más difícil: mirando dentro de ti. Las preguntas están fuera, pero las respuestas están dentro.
–¿El fracaso es una fortuna?
–El fracaso se convierte en fortuna siempre que puedas sacar algo positivo de él. Los fracasos te muestran lo que los éxitos te ocultan. El fracaso te pone delante de un espejo, de la realidad. Si no rehúyes mirarte en ese espejo –y el fracaso es un espejo tremendamente fidedigno de cada uno de nosotros, de nuestras carencias y deseos verdaderos–, si tienes la valentía de mirar a ese otro yo que te está mostrando el fracaso, entonces has tenido la fortuna de fracasar.
–¿La fortuna de recibir un golpe duro, por ejemplo?
–Si estás cabalgando a lomos del tigre hacia ese éxito, pero no te estás sintiendo feliz y fracasas, tienes la suerte de que ese tigre ha chocado contra una pared. Este momento es una gran oportunidad para preguntarme si tengo que volver a subir encima de ese tigre y continuar cabalgando hacia donde no quiero ir. O si, ya que me he pegado una torta, decido encaminarme hacia otro sitio, sin el tigre.
–Habla mucho de marcas como símbolo de éxito.
–Es que no hemos evolucionado demasiado desde que vivíamos en las cavernas. Lo que diferenciaba a un hombre de otro eran los colmillos que llevaba colgados al cuello, sus músculos y otros signos externos de la fortaleza que tenía para ser capaz de mantener a su parte de la tribu. Hoy no llevamos colmillos en el cuello, pero pesan las marcas, los coches, las corbatas y los relojes. La esclavitud está más presente en este siglo que en anteriores.
–¿No exagera?
–La única diferencia es que los esclavos de hoy en día, en vez de llevar un taparrabos, llevan ropa cara, 2.000 kilos de hierro en forma de coche o una corbata al cuello. Lo único que ha cambiado es el tamaño del hierro que les aprisiona.
–Es un montañero experimentado. ¿Qué ha aprendido de la montaña?
–Subir montañas es una metáfora de la vida. Te enseña que la subida, que puede parecer muy dura, a veces no es nada en comparación con la bajada. De hecho, hay cuatro veces más muertos a la hora de bajar cumbres que en el momento de subirlas. Es necesaria la preparación y ser consciente de tus capacidades.
–¿Qué más ha aprendido?
–Lo que, por otra parte, me han legado mis padres: entender que las cosas se consiguen con esfuerzo. Cuando en la vida te encuentras en una encrucijada y tienes la opción del camino fácil o difícil, casi a ciegas puedes intuir que el camino difícil es el correcto.
–¡Ya son ganas, escalar la montaña por el camino más difícil!
–Normalmente, cuando en la montaña escoges el camino fácil, te encuentras con un abismo, nieve o un desprendimiento. Se trata de escoger la parte más incómoda, pero que a la hora de la verdad es la más segura. En la vida, las cosas se consiguen con esfuerzo y, cuando tienes que escoger entre lo correcto y lo cómodo, normalmente, para ser coherente con tus valores y tu ética, tienes que escoger el camino del esfuerzo, el camino difícil.
–A la corta, te lleva a sentirte mucho más cómodo contigo mismo.
–Por tanto, estás más cerca de la felicidad. Y el otro, el camino fácil, te lleva a la insatisfacción permanente. El camino difícil te permite entrenarte, entrenar el músculo de tu esencia.
–¿Qué le diría a un lector que se sienta fracasado y que no tenga ganas de levantarse?
–Le daría un abrazo, para transmitirle mi calor y sentimiento, y le diría que la vida consiste en levantarse y seguir adelante. Vivir no es una tarea fácil, porque se trata de un camino de autosuperación personal, y ese camino consiste en dar pasos, caerse, levantarse. Si al caerte y levantarte aprendes, entonces te caerás menos veces. Pero si al caerte y levantarte no aprendes, volverás a caerte en el mismo sitio y no avanzarás ni un paso.
- ¿Y qué más ha aprendido?
- He verificado que si tu principal objetivo es conseguir éxito, poder y dinero, necesitas ser egoísta y ambicioso, lo que termina por destruir la humanidad innata que hay en ti... Te desconecta de tu esencia y te olvidas de los valores y proyectos que sí valen la pena. Nos han programado para ser infelices, y la mayoría lo son, sólo que muy pocos tienen la humildad y el coraje de reconocerlo. ¡A mí me llevó más de cuarenta años! Nuestro mayor enemigo es el autoengaño, no querer reconocer el malestar que sentimos interiormente. No hay mayor fracaso que fijar objetivos equivocados y conseguirlos. Por eso hay tantas personas de éxito que son tan infelices: porque han hecho lo que el sistema les ha dicho que hagan y no lo que les dicta su corazón. El éxito es ser coherente contigo mismo, con los dictados de tu conciencia. Si no aprendes a ser feliz por ti mismo seguro que terminas sintiéndote un fracasado.
El fracaso muestra lo que el éxito oculta
Entrevista a José Luis Montes por Gaspar Hernández (El Periódico)
Sostiene que se aprende más del fracaso que del éxito, y que hay mucha gente que fracasa porque ha logrado éxitos sociales, y no vitales.
–¿Qué es el fracaso?
–Fracasar es no conseguir el objetivo que te has propuesto.
–También es una sensación.
–Exacto, porque hay otro fracaso: no fijar bien el objetivo vital y, a pesar de conseguir lo que te proponías, estar fracasando.
–¿...?
–Hay mucha gente que en su vida siente que está fracasando, a pesar de que los signos externos digan que está consiguiendo el éxito: la corbata, el reloj, el coche, el lugar de veraneo, el colegio al que van los niños... Externamente son signos de éxito, pero esas personas no son felices y persiguen cada vez más este éxito externo para tapar que están fracasando como personas.
–¿Cómo se fija, según usted, el objetivo vital?
–De la manera más fácil y a la vez más difícil: mirando dentro de ti. Las preguntas están fuera, pero las respuestas están dentro.
–¿El fracaso es una fortuna?
–El fracaso se convierte en fortuna siempre que puedas sacar algo positivo de él. Los fracasos te muestran lo que los éxitos te ocultan. El fracaso te pone delante de un espejo, de la realidad. Si no rehúyes mirarte en ese espejo –y el fracaso es un espejo tremendamente fidedigno de cada uno de nosotros, de nuestras carencias y deseos verdaderos–, si tienes la valentía de mirar a ese otro yo que te está mostrando el fracaso, entonces has tenido la fortuna de fracasar.
–¿La fortuna de recibir un golpe duro, por ejemplo?
–Si estás cabalgando a lomos del tigre hacia ese éxito, pero no te estás sintiendo feliz y fracasas, tienes la suerte de que ese tigre ha chocado contra una pared. Este momento es una gran oportunidad para preguntarme si tengo que volver a subir encima de ese tigre y continuar cabalgando hacia donde no quiero ir. O si, ya que me he pegado una torta, decido encaminarme hacia otro sitio, sin el tigre.
–Habla mucho de marcas como símbolo de éxito.
–Es que no hemos evolucionado demasiado desde que vivíamos en las cavernas. Lo que diferenciaba a un hombre de otro eran los colmillos que llevaba colgados al cuello, sus músculos y otros signos externos de la fortaleza que tenía para ser capaz de mantener a su parte de la tribu. Hoy no llevamos colmillos en el cuello, pero pesan las marcas, los coches, las corbatas y los relojes. La esclavitud está más presente en este siglo que en anteriores.
–¿No exagera?
–La única diferencia es que los esclavos de hoy en día, en vez de llevar un taparrabos, llevan ropa cara, 2.000 kilos de hierro en forma de coche o una corbata al cuello. Lo único que ha cambiado es el tamaño del hierro que les aprisiona.
–Es un montañero experimentado. ¿Qué ha aprendido de la montaña?
–Subir montañas es una metáfora de la vida. Te enseña que la subida, que puede parecer muy dura, a veces no es nada en comparación con la bajada. De hecho, hay cuatro veces más muertos a la hora de bajar cumbres que en el momento de subirlas. Es necesaria la preparación y ser consciente de tus capacidades.
–¿Qué más ha aprendido?
–Lo que, por otra parte, me han legado mis padres: entender que las cosas se consiguen con esfuerzo. Cuando en la vida te encuentras en una encrucijada y tienes la opción del camino fácil o difícil, casi a ciegas puedes intuir que el camino difícil es el correcto.
–¡Ya son ganas, escalar la montaña por el camino más difícil!
–Normalmente, cuando en la montaña escoges el camino fácil, te encuentras con un abismo, nieve o un desprendimiento. Se trata de escoger la parte más incómoda, pero que a la hora de la verdad es la más segura. En la vida, las cosas se consiguen con esfuerzo y, cuando tienes que escoger entre lo correcto y lo cómodo, normalmente, para ser coherente con tus valores y tu ética, tienes que escoger el camino del esfuerzo, el camino difícil.
–A la corta, te lleva a sentirte mucho más cómodo contigo mismo.
–Por tanto, estás más cerca de la felicidad. Y el otro, el camino fácil, te lleva a la insatisfacción permanente. El camino difícil te permite entrenarte, entrenar el músculo de tu esencia.
–¿Qué le diría a un lector que se sienta fracasado y que no tenga ganas de levantarse?
–Le daría un abrazo, para transmitirle mi calor y sentimiento, y le diría que la vida consiste en levantarse y seguir adelante. Vivir no es una tarea fácil, porque se trata de un camino de autosuperación personal, y ese camino consiste en dar pasos, caerse, levantarse. Si al caerte y levantarte aprendes, entonces te caerás menos veces. Pero si al caerte y levantarte no aprendes, volverás a caerte en el mismo sitio y no avanzarás ni un paso.
El secreto para ser feliz...
Está muy bién tu blog.
ResponderEliminarTengo un blog con varios temas por si te interesa.
http://2012press.blogspot.com/
Saludos