4 - El mito del cambio

La Partitocracia

Se designa así el sistema de gobierno en el cual, aunque teóricamente se vive en democracia, los actores principales y únicos del panorama político son los grandes partidos políticos. Estos a base de un sistema de turnismo (que conlleva una lucha y oposición sistematica), se van pasando el gobierno de forma consecutiva, cohartando las posibilidades de que los ciudadanos expresen su voluntad real más allá de los partidos ya existentes. En muchas ocasiones también viene asociada a sistemas bipartidistas.

En el diseño de la democracia representativa, los partidos políticos ocupan un lugar secundario e intrumental, siendo su principal función la de constituirse como uno de los vehículos que facilitan al ciudadano-elector escoger a sus representantes; sin embargo, con el desarrollo de la democracia y la creciente complejidad de las sociedades modernas, este papel tiende a modificarse sustancialmente. Primeramente porque, ya sea de hecho o por ley, los partidos van apropiándose el monopolio de esa instrumentalidad y en la práctica se convierten en el único vehículo para acceder a la representación del pueblo en los órganos del Estado. En segundo lugar, porque los partidos prolongan en el tiempo su papel y de instrumentos del mecanismo electoral, pasan a asumir un creciente control sobre el ejercicio de la representación popular, sometiendo a los representantes del pueblo a la disciplina partidaria. En la práctica, la concepción del “mandato libre” ha quedado anulada.

La idea de democracia y sus inicios, se ubican con anterioridad a la aparición de los partidos políticos. Las primeras experiencias democráticas en la Grecia Antigua y en la República Romana poco tenían que ver con lo que hoy llamamos partidos políticos. Sin embargo, en la democracia moderna, el papel de los partidos políticos se ha ido volviendo de tal manera central que en el Estado moderno llega a sustituir la caracterización del Estado como democrático, para convertirlo en “Estado de partidos”.


"Son electores y elegibles todos los españoles que estén en pleno uso de sus derechos políticos."
Artículo 68. 5. de la Constitución española de 1978


¿Qué partido tomar?

- Eso deberías decidirlo tu, es la única libertad que te dejan y solo es uno de cada cuatro años, así si en algún momento te arrepientes o quedas defraudado al único que podrás culpar es a ti mismo, tu los elegiste ahora te aguantas otros cuatro años.

Si estas indeciso y necesitas tomar partido, te puedo aconsejar teniendo en cuenta tus necesidades, por ejemplo:

. Si eres una persona con valores y principios elevados, si crees en el tesón y la ambición como generadores de riqueza, te sientes cómodo en el sistema, si percibes la envidia de tus vecinos como una amenaza, si te aterroriza cualquier cambio que ponga en peligro tu modo de vida, entonces eres un conservador. Enhorabuena la derecha es la mano mas poderosa.

. Si eres un idealista, si crees en la existencia de políticos que luchan por solucionar injusticias y desigualdades, modernos Robin Hood sin afán de lucro, si olvidas las promesas al igual que tu político favorito, si no te explicas como el vecino es mas rico y no sabes quien te hecha la pierna encima para que no levantes cabeza. No eres torpe, es que tu mano es la izquierda.

. Si eres una persona pragmática e inteligente, no te dejas influenciar fácilmente y sabes elegir en cada momento lo que mas te conviene. Deberás elegir al candidato mas guap@, simpatic@ y gracios@, no olvides que tendrás que sufrirlo mucho tiempo.

. Si te sientes defraudado y has dejado de creer en el sistema, entonces tienes mas opciones. Dejas de votar, en cuyo caso no existes para ellos y no les creas ningún problema. Votas en blanco, favoreciendo así a la mayoría. Votas por el partido Cabrones Chupópteros, y te declararan nulo. Pero yo que tu elegiría siempre la opción opuesta a la que se encuentra en el gobierno, consigues una pequeña satisfacción, una venganza por cuatro años de mentiras, corrupción, opresión y tiranía. Además si tienes éxito conseguirás sustituir una dictadura.

Como ves el sistema es tan ideal que nos reserva una opción a la medida de nuestras necesidades, y hasta cuatro para los inconformistas para que luego vayan quejándose.
Aun me queda una duda, ¿por qué cuatro años?, he oído que es el tiempo mínimo necesario para acometer reformas y proyectos importantes, debe ser cierto por que todas ellas se terminan a ultima hora y por los pelos.

En el Imperio Romano muchas veces el Emperador era proclamado por el ejercito democráticamente por las armas, en base a sus victorias, valía, inteligencia, liderazgo y magnanimidad, en caso de empate ambos bandos se enfrentaban en el campo de batalla, influyendo en el desenlace no solo su número sino sus respectivas capacidades.
Actualmente toda la clase política es movida por el ansia de poder (dinero), en esta dura confrontación gana quien mejor encandile, mienta, soborne, y manipule, en caso de empate, dirime la fuerza del numero mediante un método que hace desaparecer las minorías. Para conseguir la victoria no dudan en venderse al verdadero poder, por que quizás ese es el fin que buscan, sentirse cerca de la cima y finalmente ganan los mas egoístas y corruptos. De esta forma después del largo y duro esfuerzo, cuando alcanzan su pequeña parcela de poder ya han sido corrompidos, si alguna vez pensaron en ti, ya no te ven mas que como un escalón para conseguir su objetivo, y desde su pequeña cima te ven con la superioridad que les da su altura, con el desprecio de quien cree que es mas inteligente, capaz y poderoso que todos los que están bajo su nivel. En su labor de gobernar se dedica a lo que mejor ha aprendido, encandilar, mentir, sobornar y manipular, soñando con seguir subiendo otro escalón, solo los mas inteligentes comprenden que nunca conseguirán la cima y serán conscientes de que han sido encandilados, mentidos, timados y sobornados. Son conscientes de que nunca serán emperadores, solo son parte de la burocracia.
Si son listos cuando acaben su legislatura habrán acumulado tal cantidad de poder (dinero) que ya no necesitaran gobernar durante el resto de su vida, aunque también los hay que nunca se sacian.

Epicuro